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El peso del agua en terrazas, la versión adulta de ‘la paja y el plomo’

Como al inicio de cualquier temporada estival desde que existe internet, los buscadores de internet se llenan con una consulta clásica: ¿Puedo colocar una piscina en mi terraza?. La respuesta es muy simple: Nunca sin haber consultado antes con un profesional, es decir, con un ingeniero, arquitecto o aparejador. En esta entrada vamos a arrojar un poco de luz sobre la magnitud de las cargas que una aparentemente inofensiva piscina portátil puede tener sobre nuestra terraza.

El Código Técnico de la Edificación, instrucción obligatoria para el diseño de edificaciones en España, establece una sobrecarga para zonas residenciales de 200 kg/m2, que es la habitual a la hora de aplicar a terrazas privadas.

Al colocar una piscina en una terraza estamos añadiendo una sobrecarga de 1 kg/m2 por cada milímetro de profundidad del agua, al tener el agua una densidad de 1000 kg/m3. Por eso, con 20 cm habríamos alcanzado el límite de de sobrecarga de uso establecido por la norma. Si bien la terraza se habrá diseñado para soportar esta sobrecarga en toda su superficie, hay que tener algo más en cuenta. Esto es, que aparte del peso del agua, estará nuestro peso cuando nos metamos a la piscina, ya que no la habremos montado solo para mirarla.

La carga máxima aplicable sobre la terraza puede verse incrementado si esta está expuesta a cargas de nieve, al aplicarse en combinación con la sobrecarga de uso. Además, hay que recordar que cualquier estructura se diseña con ciertos márgenes de seguridad. Sin embargo, los márgenes de seguridad están pensados para garantizar la integridad en caso de desviaciones no previstas en el diseño, y no se debe abusar de ellos deliberadamente bajo ninguna circunstancia.

Es interesante en este caso observar la comparación de reacciones de los usuarios frente a una sobrecarga de nieve y la sobrecarga de uso por instalación de piscina. Durante las recientes tormentas de nieve hubo una gran preocupación por los daños que podría causar en las mismas terrazas en las que, unos meses después, no van a dudar en aplicar un peso superior voluntaria e intencionadamente.

La densidad de la nieve ronda el 20-40% de la densidad del agua líquida, por lo que 20 cm de agua líquida equivaldrían a entre 50 cm y un metro de espesor de nieve. ¿Cómo reaccionaría en ese caso? ¿Se tumbaría en su balcón a hacer ángeles en de nieve o cogería la pala para empezar a quitarla?

Mucha gente cae en el clásico error de no considerar la densidad de los materiales, como lo hacíamos de pequeños con la paja y el plomo

He aquí la comparación con el clásico problema infantil ¿Qué pesa más, un kilo de paja o un kilo de plomo? En el que la confusión entre masa y volumen lleva a la respuesta errónea. Esto no quiere decir que el usuario de una vivienda deba conocer al dedillo la carga que puede poner en cada rincón de su casa, o ser experto en densidades de distintos materiales, pero por lo menos debe actuar con responsabilidad y consultar con un especialista si no está seguro. De no hacerlo, se arriesga a sufrir los daños materiales o personales que podría ocasionar un fallo estructural por exceso de carga.

Referencias:

Autor del artículo: David Ostáriz Falo

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